Sorprender, cuando nos referimos
a algo tan conocido y general como el Carnaval de Venecia, no siempre es fácil.
El pasado sábado 26 de enero, la ciudad del Veneto dio comienzo a su tradicional
fiesta que durará hasta la 12 de febrero. Como inicio a la mascarada, se contó
con la presencia de Ilotopie para llevar a cabo un espectáculo en el canal di
Cannaregio de la ciudad.
Venidos de Francia, los
integrantes de Ilotopie se basaron en la sexualidad que tradicionalmente ha
acompañando a la fiesta y a la ironía de la misma. Se realizaron cerca de una
decena de carrozas acuáticas, que tenían como flotaban sobre la ciudad
sumergida y se movían bien fuera al compás de las mareas, de los remos o de la
tracción motora.
Todo comenzó como si de un sueño
se tratase, en mitad de la noche, iluminados a la luz de un potente y solitario
foco. La primera embarcación era una cama de grandes dimensiones que flotaba
sobre el agua. Impulsada por una joven que ora movía los remos ora llevaba a
cabo una sencilla coreografía, la cama dio paso a la pesadilla.
A continuación, hizo aparición un
soldadito con sombrero y plumaje multicolor, que bien podía hablar del que
parece el tema de debate de las inminentes elecciones italianas: el matrimonio
gay. Subido sobre el esqueleto de una bestia, estaba seguido de cerca por dos
lanchas rápidas dirigidas por sendos demonios alados, tetudos y provistos de un
falo que hacía las veces de timón. Tras su accidentada aparición, en la que se
prendió fue las alas de papel de uno de los demonios, vimos otra barca larga
dirigida por otro soldadito. También alargada, no falto el bufón de la noche
que hacía acrobacias ante su rey vestido con corona, capa y falo. Sólo faltaba
la mujer de falda larga, que se impulsaba con la fuerza de las piernas de uno
de sus vasallos. A través de la ranura central de su vestido, veíamos su cuerpo
desnudo y la idea que vulgarmente trasmite el viejo refranero “valen más dos
tetas que dos carretas”. De este modo uno se encontraba dentro de una
pantomima, la pantomima del carnaval.
Con pocas carrozas, la compañía
Ilotopie nos hizo despertar al interno de la pesadilla demoniaca del carnaval.
Demostraron con el sombrero del primer soldado, que la fiesta veneciana es tan
actual como actuales son los tiempos que corren. Con una estética burtoniana,
se dio paso a la quincena veneciana por excelencia: la mascarada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario